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En la soledad de su habitación, Lucía, una joven trabajadora de Maturín, intenta explicarse ciertas situaciones de su vida personal y piensa: “Hace días mamá me regaló un diario diciéndome: «Hija, como sé que tienes secretos..., esto es para que escribas todo lo que te pasa». Pero en realidad intuí que mi mami estaba pensando: «Esto es para que escribas todo lo que no te atreves a escribir en Facebook ni a contarme y luego yo lo lea... y me entere de cuando dejaste de ser virgen y con quien».
Los diarios deben ser menos llamativos, al menos para que mi madre no los encuentre con facilidad. ¡Pero, no! Este que me regalo mi mamá es amarillo-anaranjado chillón, con rebordes dorados y tiene bien claro en la tapa: “Mi diario”. Por eso cada mañana, en vez de leer el periódico, mamá lee mi diario. ¡Hasta intenta corregirme la mala ortografía! Así que empecé a utilizar claves secretas. Por ejemplo, al chico que me gustaba y quien vive en Tipuro, lo llamaba “Picanto”, como el auto koreano. Y un día escribí en el diario: Ayer estaba muy nerviosa y “Picanto” me rozó con su espejo retrovisor. Mi madre al día siguiente me suelta como por casualidad:
—Lucía, ten cuidado con los automóviles. Mira que cualquier día de éstos vas a tener un accidente...
Por varios días traté de no escribir nada relacionado con mis amoríos. Por ello escribía en el diario cosas como estas: Tengo más de 20 años y mis amigas queridas me ven esbelta y altísima. ¡Ay…, las quiero mucho!
Color preferido: azul. Signo zodiacal: Leo
Animal favorito: “Secadita” y “Mojadita”, mis tortuguitas. Mejor amiga: Laura.
¡Pero no aguanté mucho! Así que seguí utilizando claves para referirme a mis relaciones con los hombres que me gustan: “Tú no sales de mi cabeza, hago lo posible por sacarte, esto nunca me había sucedido, y ya no puedo vivir así..., ¡maldito piojo!”. Y otro día escribí: “Te necesito, ya no soporto estar así, mi cuerpo ardiente te desea, el sudor recorre mi cuerpo y pienso en ti en todo momento..., ¡desgraciado ventilador!
A lo que una mañana, mi madre me ataja cuando me iba al trabajo y me dice: “Hija, ¿no te pica la cabeza? Mira es una lástima que tu padre no viva con nosotras, pues tu ventilador ya estaría reparado.
“Querido diario: siento que no tengo intimidad, sobre todo ahora cuando mi embarazo está empezando a notarse. Así que he decidido quemarte y afrontar mi situación. Chao”.
Crónicas urbanas
Andrés Eloy Ravelo
Nota del autor: Los lugares, personajes y situaciones relatadas aquí, tienen un carácter hipotético. En ningún caso deben ser interpretadas literalmente como hechos de una realidad específica.